Actividades recomendadas
Actividad
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Metodología
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¿Qué trabajamos
con esta actividad?
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Diccionario de emociones
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Pegar
las fotografías en la página de una libreta y escribir bien grande el nombre
de la emoción que representan. Aprovechar para hablar de esa emoción en
concreto: cómo se manifiesta físicamente en nuestro cuerpo, qué cosas nos
producen dicha emoción, que pensamientos nos provoca, que podemos hacer al
sentirla.
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Reconocimiento
de las emociones, vocabulario emocional, consciencia emocional, expresión
física y no verbal de las emociones.
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Día de cuentos
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Leer
un cuento una vez a la semana reflexionar sobre el por medio del debate entre
los estudiantes
"¿y
si estuviera contento, cómo lo sabrías?",
"¿cómo
crees que podría actuar?",
"¿qué
harías tú en su lugar?",
"¿qué
otras cosas podría hacer?”,
"¿cómo
podría calmar su rabia o enfado?",...
Dejar
evidencia en la carpeta emocional, por medio de un dibujo, representativo del
cuento. Este dibujo debe representar alguna emoción.
¿qué
crees que siente el personaje?",
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Escoger
bien el cuento para que nos ayude a trabajar las emociones de forma correcta
pero sin perder de vista la función básica de la literatura en la infancia:
que es entretener, divertir y enganchar al lector.
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Pintando lo que escucho
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Pondremos
a los niños piezas musicales diferentes y dejaremos que pinten libremente las
emociones que les provocan.
Luego
hablaremos de lo que han experimentado y dibujado.
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Una
melodía es totalmente subjetiva, influye en muchas cosas, por supuesto la
pieza musical en sí, pero también nuestra experiencia previa, nuestro estado
de ánimo, las asociaciones que cada uno haga. Descubrirán que pueden confiar
en lo que sienten y que aceptamos todas sus emociones por igual.
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Mímica de emociones
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El
niño coge una tarjeta y debe representar la emoción mímicamente. El resto
debe adivinarla. Quien la acierta es el siguiente en salir. Si somos muchos,
podemos hacer grupos
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Los
niños aprenden vocabulario emocional, a poner palabras a cosas que han
sentido, a fijarse en cómo se manifiestan las emociones en todo el cuerpo, a
observar a los demás, a prestar atención a la comunicación emocional no
verbal y a los gestos y expresiones corporales de las emociones.
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Rincón de la calma
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Lugar
físico donde el niño puede acudir cuando se ve desbordado por sus emociones.
En él encontrará algunos elementos que le pueden ayudar a recuperar la
serenidad y la tranquilidad mucho antes.
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Explica
a los niños que siempre deben tratar de hablar desde el “yo” y no desde el
“tú”, es decir: “yo me he sentido enfadado cuando me has quitado el juguete”
en lugar de “tú me has hecho enfadar porque…”
Como
adultos lo mejor es no intervenir en sus conflictos, aunque nuestra presencia
puede ser útil como moderadores (nunca jueces) y sobre todo cuando los niños
son pequeños o tienen poca práctica con esta herramienta.
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Relajación del cubito de
hielo
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Consiste
en hablarle al niño y guiarle en la siguiente meditación:
"Eres
un cubito de hielo, rígido, sólido, duro y frío.
Encógete con las piernas dobladas y
agarradas con los brazos fuertemente.
Nota
la tensión, aprieta todo tu cuerpo.
Ahora
observa cómo poco a poco aparece el sol en el horizonte. Empiezas a notar su
calor, cómo te va calentado.
Despacio
ve soltando la tensión pues te estás derritiendo. Poco a poco ve extendiendo
el cuerpo hasta quedarte tumbado a medida que el sol te calienta y te vas
convirtiendo en un charco de agua líquida. Suelta y relaja todo el cuerpo.
Derrítete,
suéltate, ya no eres un hielo duro y en tensión, eres agua que fluye por
todas partes."
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Cuando
el niño se enfade o esté en tensión, puedes recordarle que está como el
cubito de hielo y que si cierra los ojos puede observar cómo sale el sol y
derretirse mientras se relaja y suelta toda esa tensión que tiene.
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Técnica de la tortuga
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“Había
una vez una tortuga llamada “Tortuguita” que tenía 6 años y no le gustaba
mucho ir al cole, porque pasaban muchas cosas que le hacían enfadarse mucho,
gritar, patalear y pelearse con los demás.
Sólo
quería dibujar y pintar. No quería colaborar con nadie. Todos los días tenía
problemas con los compañeros, con la profesora…y después se sentía muy mal y
triste.
Un
día encontró a una tortuga muy mayor que le dijo que quería ayudarla y le
dijo:
-
Te contaré un secreto.
-
¿Cuál?- preguntó Tortuguita.
-
Tú llevas encima de ti la solución a tus peleas, insultos, líos, gritos y
rabietas,…
-
Pero, ¿qué es?- insistió Tortuguita. -Es tu caparazón –respondió la vieja
tortuga - Puedes esconderte dentro de él cada vez que vayas a enfadarte,
gritar, molestar, insultar, pelearte,… Y dentro de tu concha te sentirás a
gusto y tranquila.
-
¿Y cómo se hace? – preguntó de nuevo Tortuguita.
-
Encoge los brazos, las piernas y la cabeza y apriétalas contra tu cuerpo.
Cierra los ojos y piensa: “Estoy más tranquila, no voy a pelearme, no voy a
molestar a nadie”.
A
continuación Tortuguita practicó un poco y la tortuga mayor le dijo:
-¡Muy
bien! Lo has hecho muy bien. Hazlo así cuando vayas a la escuela.
Al
día siguiente Tortuguita se fue al colegio y en un momento de la mañana
empezó a enfadarse porque un compañero le había dicho una cosa y antes de
chillar, patalear, insultar, pensó: “he de poner en práctica lo que me dijo
la tortuga mayor: meterme en el caparazón”.
Así
lo hizo y no hubo ninguna pelea, ninguna rabieta, ningún grito.
La
profesora y los demás compañeros la felicitaron. Tortuguita estaba muy
contenta. Siguió haciendo lo mismo cada vez que se enfadaba”
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Resguardarse
en un caparazón imaginario, para relajarse y pararse a pensar antes de
actuar. Así le será más fácil encontrar soluciones a sus problemas sin dañar
a los demás ni a él mismo.
Si
practicamos varias veces la técnica junto a los niños, con el tiempo serán
capaces de aplicarla ellos solos cuando la necesiten y así ir ganando auto gestión de sus emociones, a la vez que disminuirá su impulsividad.
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Me preocupo por los
demás
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Debemos
hacerles preguntas sencillas que los puedan inducir a pensar en los
sentimientos ajenos:
"¿por
qué crees que se ha enfadado “Carla” en el parque?";
"¿Por
qué crees que llora este niño?"; “¿cómo crees que se siente tu compañero?"
"¿has
visto el conductor del autobús?, se levanta muy temprano cada día para
llevarnos al colegio y al trabajo, ¿se lo agradecemos con un "buenos
días"?".
Promover
que el niño se preocupe por sus familiares o compañeros de clase, porque la
solidaridad empieza con pequeños actos que luego podemos ir ampliando a otros
ámbitos de nuestra vida.
Así que si sabemos que un familiar o amigo
del niño está pasando un mal momento o está enfermo, por ejemplo podemos
animar al niño a mandarle un mensaje de ánimo por whatsApp, a escribirle una
carta o postal, a acercarse a su casa con un libro o revista, a cocinar algo
para él,...
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La
neurociencia nos dice que cuantas más ocasiones demos a nuestros hijos o
estudiantes para ejercitarse en el acto de pensar en los demás, más capaces
serán de sentir compasión y empatía por los otros.
Es
nuestro trabajo ayudar al niño, desde bien pequeño, a darse cuenta de los
sentimientos ajenos, la comunicación no verbal y el lenguaje gestual de las
otras personas, pero también ayudarle a reconocer los actos que las personas
hacen por él, agradecerlos y corresponderlos,
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Preguntas empaticas
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1. ¿Qué es lo mejor que te ha pasado en el
colegio?
2. ¿Qué es lo peor que te ha pasado hoy en
el colegio?.
3. Cuéntame
algo que te haya hecho reír hoy.
4. Si
pudieras elegir, ¿con quién te gustaría sentarte en clase? (¿Con quién NO te
gustaría sentarte y por qué?).
4. ¿Cuál es
el mejor lugar de la escuela?
5. Dime una
palabra rara que hayas oído hoy (o algo raro que alguien haya dicho).
6. Si
llamara hoy a tu maestra, ¿qué me diría de ti?
7. ¿Has
ayudado a alguien hoy? ¿Cómo?
8. ¿Alguien
te ha ayudado a ti? ¿Cómo?
9. Dime
algo que hayas aprendido hoy.
10. ¿Qué es
lo que te ha hecho más feliz hoy?
11. ¿Qué es
lo que te ha parecido aburrido?
12. Si una
nave de alienígenas llegara a tu clase y se llevara a alguien, ¿a quién
querrías que fuera?
13. ¿Hay
alguien con quien te gustaría jugar en el recreo y con el que nunca hayas
jugado?
14.
Cuéntame algo bueno que te haya ocurrido hoy.
15. ¿Cuál
es la palabra que más ha repetido el maestro hoy?
16. ¿Qué
crees que deberíais hacer más o aprender más en la escuela?
17. ¿Qué
crees que deberíais hacer menos o aprender menos en la escuela?
18. ¿Con
quién crees que podrías ser más simpático en clase?
19. ¿Dónde
juegas más en el recreo?
20. ¿Quién
es la persona más divertida de la clase? ¿Por qué es tan divertida?
21. ¿Cuál
ha sido tu parte favorita de la comida?
22. Si
mañana fueras tú el maestro, ¿qué harías?
23. ¿Hay
alguien en tu clase que necesite tiempo muerto?
24. Si
pudieras cambiarle el sitio a alguien de tu clase, ¿con quién lo harías? ¿Por
qué?
25. Dime
tres momentos diferentes en los que hayas utilizado el lápiz hoy.
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Los
niños necesitan saber que valoramos sus emociones y sentimientos, que nos
interesan sus opiniones y que se respetan sus decisiones porque les queremos
y son personas importantes para nosotros.
Verás
que son ideales para mejorar la comunicación con tus estudiantes, porque con
ellas los niños ven que les valoramos, se sienten mejor consigo mismos,
aprenden a escuchar, a preguntar y a interesarse por los demás, aprenden que
sus opiniones importan y se sienten más respetados y se hacen más
responsables de sus actos y sus pensamientos.
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Mi nombre, mis virtudes
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En esta actividad vamos a invitar a los niños a escribir su
nombre en letras grandes y en mayúsculas.
Luego
deberán coger cada una de las letras y buscar una virtud o cualidad positiva
que posean y que empiece por esa letra.
La
escribirán en la hoja y la compartirán con el resto de niños y adultos.
cada niño
puede hacer su propio nombre y el apellido lo rellenan el resto de
participantes. Así se promueve el conocimiento del otro, la amabilidad y el
vínculo afectivo entre los participantes.
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Esta
actividad es fantástica para promover el auto conocimiento de uno mismo pero
también para ayudarles a mejorar su auto concepto ("cómo soy",
"cómo me veo"), a partir del cual se construye la autoestima,
porque si mi auto concepto es bajo, nunca voy a poder tener una alta
autoestima.
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Mi árbol
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Consiste en que cada niño dibuja un árbol.
En las raíces debe escribir las cualidades positivas que
tiene, en las ramas las cosas positivas que hace y en las hojas sus
éxitos.
A continuación, en grupos de cuatro, lo comentan con sus
compañeros y se pueden añadir cualidades u otras cosas.
Por último, cada uno se pega su árbol en el pecho, se levantan
y todos van paseando por el bosque, diciendo las cosas buenas de cada uno de
ellos.
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